
A un mes de la tragedia del Jet Set, en la que murieron 233 personas, las decenas de velas colocadas allí lucen ennegrecidas. Algunas tumbadas en el suelo. Todavía hay flores, pero la mayoría de ellas se han secado con el paso de los días.
Ya no tienen esos colores vivos, sino un marrón seco que evidencia el efecto del tiempo. Lo único que permanece intacto, como si no hubiera transcurrido un mes, son los rostros de los fallecidos.
Las fotografías colgadas en los que muros que rodean la zona cero, conservan las miradas vivas de las víctimas. Sus sonrisas, sus recuerdos
Además de un sitio para recordar a los muertos y honrar su recuerdo, las ruinas de Jet Set se han convertido en un lugar para la reivindicación y la denuncia.
En los alrededores se pueden leer carteles. “Escenario de muerte por negligencia, exigimos condenas, no excusas”, dice uno. Otro, colocado al lado, expresa: “Todo el pueblo de Haina exige justicia”.
“Sus voces callaron, pero sus memorias gritan ¡justicia!”, dice otro cartel.
Un total de 38 querellas y denuncias fueron depositadas en la Fiscalía del Distrito Nacional, a lo largo de este mes, por familiares de fallecidos, así como por lesionados que lograron sobrevivir al desplome.
Algunas demandas solo imputan a los propietarios del establecimiento, a los que se exige reparación por daños y perjuicios, además de que se les imponga prisión. Mientras que otras querellas abarcan al Estado y el Ayuntamiento del Distrito por negligencia en la supervisión de la seguridad de las edificaciones.
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